martes, 26 de marzo de 2024

20 Años De... Franz Ferdinand : Franz Ferdinand (2004)

 "Valiosa pieza arqueológica..."

Como en todo movimiento, hay precursores y están quienes supieron leer bien el momento para subirse al carro en el instante preciso. Pues bien, Franz Ferdinand vendrían a ser de los segundos. Las cosas venían a comienzos de los dosmiles haciendo el giro hacia las guitarras, un revival del post punk y un sonido crudo/directo, concretado en álbumes de Interpol, The white stripes o The strokes, por lo que varias agrupaciones sintieron el llamado y fueron ahí, entregándonos tremendos discos debut en 2005 como fue el caso de Bloc party, Kaiser chiefsEditors o Arctic monkeys (estos ya en 2006). Franz Ferdinand, sin embargo, le ganaron la partida a todos estos debutando en 2004 y metiéndola en el ángulo mediante un álbum claro e impecable, un conjunto breve que no alcanza los cuarenta minutos de duración pero mirado a veinte años de distancia sigue sobreviviendo sin problemas al paso del tiempo debito al nivelazo de sus canciones, guitarrazos adictivos y melodías gloriosas. 

El debut homónimo de la banda no se anda con medias tintas y entiende perfecto hacia donde desea ir desde un comienzo, cuando la siempre característica pronunciación de Alex Kapranos abra los fuegos con calma en 'Jacqueline' preparando terreno para una banda que entrará con fuerza al minuto de canción metiéndole electricidad al asunto. La producción a cargo del sueco Tore Johansson (que había trabajado con The cardigans en los noventa, entre otros) es simple y poco pulcra, entregándole a las canciones el elemento de suciedad preciso que necesitan, lo cual vuelve a funcionar en 'Tell her tonight' pero alcanza efectivamente cotas incontestables en ese hitazo con características de himno que es 'Take me out', que es rock and roll golpeado y energético dispuesto a tocar la gloria. Maravilla de canción.  

El golpe se complementara perfecto en 'The dark of the matineé', con esa batería característica que redobla sin parar y unos riffs tremendamente adictivos, así como con el ritmo bailable que propone 'Auf achse', esta vez con el bajo siendo protagonista. Ciertamente a estas alturas del álbum uno percibe que la partida ya está ganada, que el shot de adrenalina que el disco pretende entregar se consigue por lo que solo queda seguir disfrutando. Ahí, la recta final acelerará a tope en el tridente 'Cheating on you', 'This fire' + 'Darts of pleasure', redundará un tanto en las prescindibles 'Michael' + 'Come on home' (único defecto del disco son estas dos) para cerrar bajando las revoluciones en una curiosa '40'.

Puede que en la simpleza de su propuesta Franz Ferdinand no hayan sabido crecer más allá del sonido de este álbum debut (aunque lo intentaron en 2009 con su tercer disco, pero aquello es otra historia), sin embargo, lo de sus dos primeros trabajos colocando a las guitarra al mando quedará con los años como valiosa pieza arqueológica del que quizás pase a ser el último momento de la historia en que el rock fue popular. 

¿Canciones? 'Take me out', 'The dark of the matineé' y 'Auf achse'.

viernes, 22 de marzo de 2024

Judas Priest: Invincible Shield (2024)

 "Imponen credenciales..."

Vamos a entrar sincerando esto: me considero un fiel defensor de Nostradamus (2008) pero el proyecto estuvo lejos de ser valorado tanto por la crítica como el público, y si habían dudas, un álbum como Redeemer of souls (2014) no hizo más que acrecentarlas. Rob Halford lucía cansado, vocalmente desgastado, Glenn Tipton comenzaba a dar señales de limitantes físicas, creativamente la banda sonaba estancada, inofensiva, y como si todo esto fuese poco, K.K Downing había decidido abandonar el buque en 2011. Muchos temieron por el fin de la leyenda, sin embargo, quien diría que cual ave fénix la banda sería capaz de recobrar el vuelo. Firepower (2018) me sigue pareciendo a día de hoy no solo lo mejor que la banda ha desarrollado desde el mítico Painkiller (1990) si no un trabajo que logra colarse en en el Top de Judas priest, un desborde de energía y vitalidad que se corrobora seis años más tarde en este Invincible shield

La mención de Firepower no es antojadiza: los álbumes están claramente hermanados. Ambos persiguen objetivos similares, cuentan con un filo y sentir común, fura de la producción a cargo de Andy Sneap, quien nuevamente ha sabido sacar a flote lo mejor del momento agrupación, destacando un Richie Faulkner enorme en las guitarras (seamos honestos, todos sabemos que Glenn Tipton no ha tocado en el disco) y un Rob Halford que agiganta su leyenda con cada una de estas interpretaciones. 

Yendo a las canciones, el tridente inicial es incontestable. 'Panic attack' + 'The serpent and the king' (¡lo que hace Halford acá!) + 'Invincible shield' regalan una pasada que impacta por el trabajo melódico que saben desarrollar en velocidad, algo que ciertamente siempre han perseguido (desde los tiempos de 'Freewheel burning', digámoslo) pero que no por eso deja de golpear fuerte. El trabajo furioso y acelerado lo volverán a encontrar más adelante en algo como 'As god is my witness', sin embargo, el resto del álbum funcionará uno o dos cambios más abajo, encontrando buenos medios tiempos en 'Devil in disguise' o 'Trial by fire', yendo al rock and roll motoquero en 'Gates of hell' (el clásico tema de Judas que referencia al 'Rock hard ride free' o 'Heading out to the hightway'), sumando peso en 'Escape from reality' (lo que hace Halford en el 2:20 homenajeando a Ozzy es sencillamente alucinante) o emoción en el cierre a cargo de 'Giants in the sky'

Como curiosidad, la banda ha entregado el álbum con tres temas extras, lo cual se agradece pero al mismo tiempo mueve a la incomprensión. La afiladísima 'Fight of your life' quizás podría haber estado en la lista en lugar de algo como 'Crown of horns' (que luce más bien como un lugar demasiado común) y funcionado mejor, así como tampoco se entiende el que hayan dejado afuera una hoya tan emotiva como 'The lodger'. Pero bueno, el que temas de tan buen nivel hayan quedado fuera habla bien también del momento de la banda. Lo cierto es que lo han vuelto a hacer y el nivel en general del trabajo no deja de ser altísimo para una banda con más de cuarenta años en el cuerpo. 

Son leyenda, lo saben y ostentan de aquello imponiendo credenciales. Sencillamente eternos.

¿Canciones? 'The serpent and the king', 'As god is my witness' y 'Escape from reality'.

8/10
Excelente.


miércoles, 20 de marzo de 2024

Bruce Dickinson: The Mandrake Project (2024)

"Quien mucho abarca poco aprieta..."

Atrás han quedado los tiempos en que Bruce Dickinson debutaba en solitario mediante un sólido Tattooed millionaire (1990) mientras casi en paralelo publicaba el tremendo Seventh son of a seventh son (1988) junto a Iron maiden. Su hambre en aquel entonces daba para trabajar prácticamente en simultáneo dos proyectos igual de fascinantes. Lo cierto es que no pasaría demasiado para que el vocalista ambicionase más y abandonase a su banda madre, al punto de llegar a superarle publicando cosas tan notables como Accidenth of birth (1997) + The chemical wedding (1998) mientras los de Steve Harris quemaban tiempo (y confusión) en la pasada por The x- factor (1995) + Virtual XI (1998). En ese sentido, pese a que todos en su momento abrazamos con fervor y emoción la idea, no deja de llamar la atención el pensar en las razones que habrán motivado a Bruce Dickinson para volver a Iron maiden en 1999, más que nada considerando que la sensación de "ya no necesitarlos" estaba patente. La historia, sin embargo, dejará bien parado su regreso a la doncella: en estos más de veinte años hemos tenido el privilegio de vivenciar a unos Iron maiden en plena forma con cinco álbumes bajo el brazo que gustarán más o menos pero siempre han llegado con algo interesante que decir. 

El caso es que con el regreso de Dickinson a Iron maiden muchos creímos sepultada su carrera en solitario (y no dejábamos de lamentarlo), su último disco databa de casi veinte años atrás, un Tyranny of souls (2005) que transmitió la sensación de haber estado compuesto por sobras o retazos, un disco grabado "a la rápida" entre giras y discos de su banda principal, con canciones efectivas y baladas que no entregaban nada particularmente atractivo en cuanto a arreglos, sonido o estructuras. Pues bien, con The mandrake project ocurre lo mismo (y peor). El mismo Bruce ha reconocido que este se compone de algunas canciones que datan de veinticinco años atrás, que es un álbum que habría querido grabar hace cinco o seis años pero la contingencia (pandemia incluida) se lo impidió por lo que ahora se decidió a grabarlo a como diese lugar. Noble labor, que se agradece y valora, sin embargo, el resultado ni siquiera le ha alcanzado como para cumplir, un conjunto irregular que se deja oír pero que no logra momentos de verdadero impacto. Y digámoslo, tampoco ayuda la producción de Roy Z, en exceso opaca. 

Conocíamos ya como anticipo 'Afterglow of Ragnarok', que sin ser nada que invite a descorchar champaña provocaba al menos el seguir ahí gracias a su atractivo puente + coro sumado a la oscuridad de su sonido. El problema es que el disco abre con esta, y digámoslo desde ya: mucho más no te entrega. Se sucederá una montaña rusa que a ratos te agarra para luego soltarte. Una sección resultona con 'Many doors to hell' + 'Rain on the graves', que funcionan gracias a sus riffs  y nuevamente coros atractivos, seguida de la plana y simplona 'Resurrection men' (de lo peor en todo el disco). Luego 'Fingers in the wounds' apostará por un sonido más contundente, aunque sobre cargado, mientras que 'Mistress of mercy' será la única en todo el disco que desprenderá el filo y mal rollo de su período 1997/98. Entre estas sonará una incomprensible 'Eternity has failed' (canción ya publicada junto a Iron maiden años atrás pero que Bruce ha querido recuperar en una versión que incorpora algunas diferencias pero nada que justifique su incorporación) para acabar cerrando con veinte minutos de baladas, aburridas todas. 

Ya en 2005 nuestro adorado Bruce había hecho carne aquello de que quien mucho abarca, poco aprieta, asunto que ha vuelto a evidenciarse veinte años más tarde. La carrera en solitario del histórico vocalista funcionó cuando su dedicación era total pero como paréntesis en medio de la carrera de Iron maiden el resultado tiende a la mediocridad. Es lo que es... 

¿Canciones? 'Afterglow of Ragnarok' y 'Mistress of mercy'.

5/10
Nada muy especial...


Otras reseñas de Bruce Dickinson (junto a Iron Maiden):

domingo, 17 de marzo de 2024

Blaze Bayley: Circle Of Stone (2024)

 "Demasiado manual..."

Se le quiere al buen Blaze, básicamente porque su historia es un homenaje a la resiliencia y cada uno de sus álbumes hay que leerlos desde ahí. En dicho sentido, este 2024 no ha sido excepción: el inglés regresa tras haber sufrido un infarto un año atrás. Es decir, este Circle of stone vuelve a entenderse como un ejercicio de superación ante la adversidad, el regreso de un titán que navega desde hace más de veinte años en medio del pseudo anonimato, la sub valoración, presentándose en lugares pequeños y entregándolo todo como si cada día fuese el último de su existencia. Desde lo musical, sin embargo, no la tenía fácil, la vara estaba arriba pues su anterior War within me (2021) dejó excelentes sensaciones respecto a su momento y figura seguramente como lo mejor que ha grabado en estas dos décadas junto al oscuro y pesado The man who would not die (2008)

Como era de esperar, en este Circle of stone ha vuelto a trabajar con los integrantes de Absolva (quienes le acompañan desde 2021), particularmente componiendo cada canción junto al guitarrista Christopher Appleton. Juntos han armado un álbum de clara continuidad, doce canciones que en poco más de cuarenta minutos responden al formato clásico que se espera de un artista como Blaze Bayley, sin afanes particularmente complejos ni matices demasiado llamativos. En materia de producción el asunto se oye más comprimido respecto a lo que fue War within me, lo cual resta pues si el anterior tenía un elemento positivo (entre muchos) es que sentías el poderío de las guitarras + batería en la mezcla, cosa que acá no ocurre. Llama también la atención desde un comienzo lo intervenida que suena la voz de Blaze (¿autotune a todo dar?) , lo cual se percibe de inmediato al darle play a la directa 'Mind reader', una de esas canciones ágiles estilo 'Futureal' o 'Man on the edge' (las míticas de Iron Maiden) dispuestas a unicamente acelerar y provocar el coro en masa.

En adelante se sucederán otras canciones que aceleran, como 'Tears in rain', 'The year beyond this year' o 'Ghost in the bottle', todas rondan los tres minutos y se dejan oír pero ciertamente carecen de impacto, por lo que rápidamente el álbum muestra su principal problema: las canciones así como se oyen se olvidan. Acá hay demasiado manual e insisto, la producción no ayuda. En el trámite Blaze matizará con baladas como 'Rage' (que se refiere a la leyenda del perro galés Gelert por lo que cuenta con un elemento emocional interesante), 'The broken man' (la primera del disco que se extiende más allá de lo obvio e incluso casi llega a los seis minutos) o 'A day of reckoning', sin embargo, nuevamente el gancho es poco. 

En la Cara B del disco algo como 'Circle of stone' tenderá a convencer con su carácter épico, mientras que el cierre funciona de buena forma, primero acelerando con el heavy efectivo de 'The path of the righteous man' (de lo más atractivo del disco en cuanto a guitarras) y luego yendo a la sensible balada acústica 'Until we meet again' junto a la galesa Tammy-Raes Bois en voces y Anne Baker en el violín, en un momento cuidado y delicado que vaya que se agradece. 

A veces menos es más, quizás tres o cuatro temas acá sobraban. Quizás dejando la lista en siete a ocho canciones (algunas algo más trabajadas) el resultado podría haber funcionado mejor y también habernos sorprendido. Pero así como ha quedado parece solo "un disco más" de Blaze Bayley, uno que sin ser un desastre luce pálido respecto a lo que fue War within me y parece más bien haber tirado meramente de lo obvio. 

¿Canciones? 'Circle of stone', 'The path of the righteous man' y 'Until we meet again'.

6,5 / 10
Cumple y algo más...


Otras reseñas de Blaze Bayley:
2021: War within me

viernes, 15 de marzo de 2024

Ministry: Hopiumforthemasses (2024)

 "Poco trascendente..."

No vamos a descubrir acá lo cuesta abajo que viene desarrollándose la carrera de Al Jourgensen, reviviendo artificialmente a Ministry cada ciertos años. ¿Cuántos álbumes de mediocres o de medio pelo ha lanzado en esta última década? El caso es que en este 2024 tocaba, y acá lo tenemos pasándose un buen rato frente a nosotros mediante once canciones que dan muestras de su habitual uso del humor y acidez. Esto último, sin embargo, lejos de convertirse en una virtud acaba convirtiendo al disco en un ejercicio particularmente frustrante, y es que estando los temas ahí, la rabia, rebeldía y la crítica directa, Jourgensen no es capaz de construir un álbum que suene atractivo (para que vamos a decir fresco o novedoso) y acaba perdiéndose una vez más entre la monotonía de sus loops y medios tiempos. 

Pues lo dicho, que durante cuarenta minutos Jourgensen decide pegarle palos a la misoginia y la violencia machista en 'B.D.E' ( siglas para "Big dick energy"), al racismo en 'Goddamn white thash' (que directo ha estado esta vez con los títulos eh?) o 'Aryan embarrasen', a la explotación de recursos naturales en 'Just stop oil' (quizás la mejor de todas) o al orden político/económico/cultural actual en 'New religion' El problema es que jamás el álbum pareciese tener algo relevante que decir desde lo musical y se limita a dar vueltas entre la reiteración de trucos que le conocemos de memoria al vocalista. Para muestra lo que intenta en 'TV song 1/6 edition', cuando va en busca de algo más agresivo pero con nulo impacto, agotando y aburriendo más bien. 

Finalmente, Hopiumforthemasses se mueve en la línea poco trascendente de sus antecesores, un nuevo trabajo que llega para estirar el hilo de la despedida (desde 2012 viene anticipando que "este si que si es el último disco de Ministry"), que en cuanto a temáticas pareciese tener algo que escupir pero que en cuanto a arreglos no es interesante, sumándose a la lista de álbumes menores dentro de la discografía de la banda, una que hasta 2007 al menos mostraba realmente pocos ripios. Queda por tanto en el recuerdo la trilogía post 2000 compuesta por Houses of the molé (2004) + Rio grande blood (2006) + The last sucker (2007), sumado viejas glorias históricas como The mind is a terrible thing to taste (1989) o Psalm 69 (1992). Esa historia está escrita ... y esa no se mancha. 

¿Canciones? 'Just stop oil'.

4/10
Malo.


Otras reseñas de Ministry:

martes, 12 de marzo de 2024

Liam Gallagher + John Squire : Liam Gallagher & John Squire (2024)

"Pasar el rato..."

Mientras Liam Gallagher intenta desesperadamente convencer a Noel de una reunión con Oasis (me lo imagino spameando su whatsapp con cientos de "dale, que vamos a ganar mucho dinero...!"), ha decidido mantenerse en activo colaborando con uno alguien que podría ser un símil respecto a su hermano en Inglaterra, es decir, John Squire. Juntos (aunque es el ex Stone roses quien ha compuesto todas las canciones de este debut homónimo) se han lanzado sobre un conjunto que no admite medias tintas y funciona como un compilado de melodías y sonidos que rinden culto sin vergüenza ni empacho a sus principales influencias, digamos el rock de los sesentas. 

Desde un comienzo por tanto, cuando unas palmadas adornan los coros de 'Raise your hands' comprendemos por donde irá esto: guitarras + canciones breves, simples y melosas. La ronca y nasal voz de Liam irá complementando de buena forma, fluctuando bien en 'Mars to Liverpool' o en la soberbia 'Just another rainbow', por paliza lo mejor del disco con sus arranques psicodélicos. No por nada es la única que supera los cinco minutos de duración. El resto será ir al blues en 'I'm a wheel', homenajear el 'Foxy lady' de Jimi Hendrix en 'Love you forever' (nuevamente con Liam bien en los coros) o rocanrolear en 'You're not the only one' + 'I'm so bored' (otra que vuela alto con sus aires a Revolver de The beatles), más algún relleno en un disco que no parece sinceramente contar con ninguna expectativa más allá de pasar el rato.

Y para cerrar, una provocación. Allá por los noventas o dosmiles siempre llamó mi atención el que gente se refiriese despectivamente Oasis mencionando eso de que "suenan igual a los Beatles". La verdad es que más allá de algún guiño evidente de Noel a los de Liverpool en determinadas canciones, nunca compartí esa afirmación y este disco de Liam + Squire ha reafirmado mi punto, porque ESTO SI que suena igual a Beatles o sesentas varios. Pero Oasis jamás sonó ni apunto a esto. Noel Gallagher era (y sigue siendo) otra cosa... 

¿Canciones? 'Just another rainbow' y  'I'm so bored'.

6/10
Bueno, cumple...


sábado, 9 de marzo de 2024

Ihsahn: Ihsahn (2024)

 "Viaje salvaje, emocional y que desborda talento..."

Con una carrera que viene mostrando potentes señales de diversidad desde hace al menos quince años pero que intensificó fuertemente la búsqueda en grandes álbumes como Arktis (2016) o Amr (2018), el genio noruego Ihsahn está de regreso. Y como era de esperar, vuelve con una propuesta ambiciosa bajo el brazo, un álbum homónimo donde el vocalista pretende definirse y abordar varias de las aristas que tienden a apasionarle desde lo musical. De ahí el que en este nuevo trabajo lo oigamos recuperando una vibra ligada al metal más extremo, acercándole de cierta forma a lo que fueron sus primeros álbumes en solitario, aunque claro, esto sin jamás dejar de lado su veta más emocional. A Ihsahn la etiqueta "metal" le queda enana, aquello lo sabemos y este nuevo disco vuelve a demostrarlo, con el agregado además de complementar su sonido con toda una obra sinfónica puesta al servicio de su música, lo cual vuelve a este álbum un experimento digno de toda nuestra atención. De hecho, a tanto ha llegado su ambición que el trabajo ha sido lanzado en dos versiones, donde una de ellas incluye únicamente los arreglos orquestales. 

De esta forma, durante casi cincuenta minutos Ihsahn revela ocho canciones (+ tres breves puentes instrumentales) que a diferencia de sus antecesores inmediatos no pareciesen desplegar una paleta de colores TAN diversa si no más bien centrarse en la contundencia de la propuesta, esto entre canciones subirán o bajarán la velocidad pero que contarán con un elemento en común: la particularidad sensibilidad del artista. 

Nos encontraremos así con una partida que privilegiará la aceleración y violencia del sonido, como ocurre en 'The promethean spark', donde el vocalista irá mutando el registro (gutural en las estrofas + coros limpios) así como la intensidad, mientras que en 'Pilgrimade to oblivion' + 'Twice born' el asunto será más salvaje y directo. En esta misma línea, aunque mucho más avanzado el disco, sonarán los casi ocho minutos de 'Hubris and blue devils'. Lo anterior a diferencia del nudo del álbum, el cual entregará momentos marcadamente más emocionales. 'A taste of the ambrosia' es una balada dolorosa interpretada con guturales, a lo cual sumarán los elementos sinfónicos y una estructura que a medio tema comienza a acelerar con fuerza, es decir, un cóctel que se enmarca dentro de lo más interesante en todo el conjunto. Algo similar es lo que desarrolla en 'Blood trails to love' o más adelante en 'The distance between us'

Para el cierre los nueve minutos de 'At the heart of all things broken', un viaje sensible y emotivo donde Ihsahn se propone el tocar diversas puertas, resumiendo de buena forma lo que ha sido este álbum, un colectivo de canciones dispuestas a armar un conjunto representativo del momento del artista, con miradas hacia su pasado pero también evidenciando el aprendizaje y la experiencia adquirida en este par de décadas. 

El genio noruego no decepciona, nos ha entregado un nuevo disco repleto de momentos interesantes, contundentes y que desbordan en talento. Desde ya, uno de los grandes trabajos que habremos oído durante este 2024.

¿Canciones? 'Pilgrimade to oblivion', 'A taste of the ambrosia' y 'At the heart of all things broken'.

9 / 10
Brillante.


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