viernes, 16 de agosto de 2013

White Lies: Big TV (2013)

Un paso adelante

Hablar de White lies es hablar del legado de Joy division y toda esa movida ochentera. Y es que durante sus primeros dos álbumes, To lose my life (2009) y Ritual (2011) la banda no temió el exponer sus principales influencias incluso pese a la crítica despiadada de los medios, sobre todo considerando el que no fueron pocos quienes durante la pasada década abrazaron el post punk como elemento motivador (Interpol, por ejemplo, y tantos más).  De ahí que la crítica se ensañase con esta agrupación tratándola casi como un pariente pobre dentro de la movida y mencionando majaderamente su falta de identidad. 

Ahora, con todo, a un disco como Ritual no le faltaron méritos para sobre salir, principalmente gracias a verdaderos golazos como 'Is love', 'Strangers', 'Bad love' o 'Bigger than us', gloriosas melodías llenas de fuerza que daban muestra de que esta banda tenía materia prima para lograr algo aún más grande. Y bueno, Big TV efectivamente llega para consagrarse como el mejor disco de White lies hasta ahora, un álbum que aún con uno que otro ripio da suficientes señales de madurez como para seguir creyendo en ellos y, por cierto, confirmar el camino ascendente que vienen construyendo.

Lo habían anticipado sus integrantes y así ha sido: Big TV es el álbum más melódico y dulce que White lies ha publicado, un disco que claramente va en busca del gancho, de canciones inmediatas que conecten con un público más universal que el que habitualmente los escucha. El camino es similar al que buscó seguir Editors (unos que conviven en el mismo saco) con el reciente The Weight of your love, sin embargo, los White lies lo han hecho mejor, en primer lugar conservando la esencia de su sonido, logrando no sonar forzados con un Harry McVeigh siempre convincente en las vocales, y luego, encontrando una seguidilla de buenas canciones que continúan invitando a seguir con la banda.

'Big TV' (la canción) y el excelente single 'There goes our love again' funcionan como una sola en el comienzo del álbum, donde la dinámica, contagiosos coros y los teclados se toman el disco, sin embargo, y he ahí un mérito importante: evitan el recurrir a los coros marcadamente explosivos de sus dos primeros trabajos, intentando que las cosas fluyan esta vez de mejor forma. Y lo logran. Más adelante 'Mother tongue', 'Getting even' (una de las buenas del disco, lástima que no lograsen cerrarla de manera redonda)  y 'Be your man' (otro gran momento) sonarán en la misma linea, es decir, pop cargado de new wave y dinámica, con una producción cuidada que equilibra teclados y guitarras. Entre todas estas aparecerán algunos medios tiempos tales como 'Tricky to love' o 'First time caller' y una balada bastante sentida como es el caso de 'Change' (otra que no logran terminar como corresponde), entregándole de esta manera diversidad a un disco que no agota todas sus fórmulas en los primeros temas.   

Me gusta White lies, no hay caso. En cada uno de sus discos me he encontrado con 4 o 5 temas destacados pero en este caso, además de las particularidades, nos encontramos con un álbum que en el global también funciona. Han sacrificado explosión en la búsqueda de elegancia, pero la apuesta suena acertada. Es lo mejor que han hecho hasta ahora. 

¿Canciones? 'Big TV', 'There goes our love again', 'Getting even', 'Change'.

7,5 /10
¡Muy bueno!


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