jueves, 28 de agosto de 2014

Angel Olsen : Burn Your Fire For No Witness (2014)

Talento hay...

Si bien desde el planteamiento inicial lo de la estadounidense Angel Olsen puede mover a la desmotivación, debo admitir que su segundo álbum logra moverse positivamente por sobre los prejuicios gracias a la franqueza con la que se plantea.

Esta joven estadounidense toma la guitarra y canta acerca de hombres, de relaciones frustradas y desamores varios. Insisto, de novedad nada. El punto es que lo hace bien, con dinamismo y por sobretodo honestidad. Los mejores momentos de hecho se logran cuando su melancólica voz es acompañada únicamente por una guitarra, ahí temas como "Unfuckedworld" o "White fire" conmueven.  Cuando el asunto es acompañado por banda también encaja unos cuantos buenos golpes al mentón, ahí funcionan "Forgiven/forgotten", "Hi-five" o "High & wild". El problema es que pasando la mitad, Burn your fire for no witness da la sensación de que se queda con poco que decir, tanto en lo musical como lírico, por lo que tema a tema comienza a deshacerse en medio de la monotonía. "Lights out" , "Dance slow decades" o "Enemy" son temas que se vuelven muy espesos y con los que cuesta llegar al cierre, este llega finalmente con "Windows", una linda pieza que logra despedir el álbum bajo una dulce calma. 

Con una primera parte notable pero una segunda excesivamente predecible Angel Olsen entrega un álbum correcto, sincero y sencillo de disfrutar. Este conjunto de temas demuestran que la mujer tiene talento a la hora de encontrar melodías pero queda un tanto en deuda a la hora de arreglarlas.

3 / 5
Bueno, cumple.


martes, 26 de agosto de 2014

Adelantos: Slipknot


En lo personal no espero demasiado del nuevo álbum de Slipknot, quienes tras seis años de silencio regresarán a las pistas este 21 de octubre con el que será su quinto álbum: .5: The grey chapter. No es que me parezcan una mala banda pero si los he percibido siempre algo sobre valorados, pese a que tanto Iowa (2002) como Vol 3: subliminal verses (2004) deben ser dos de los buenos discos que nos dejó la pasada década. 

Es probable que Vol 3: subliminal verses sea el álbum más interesante en la carrera de Slipknot, el que más sorpresas nos entregó y que mirado a distancia conecta bastante bien con el sonido que Corey Taylor trabajaría más adelante en su proyecto Stone sour. Ojalá este nuevo álbum apostase un poco por ahí y no jugase tan a la segura, sin embargo, los adelantos no parecen sorprender demasiado. Ahora, lo que seguro si tendremos será un álbum con una potente carga emocional ya que será el primero que la banda ha grabado tras el lamentable fallecimiento hace unos años de Paul Gray, bajista de la agrupación. 

Habrá que esperar unas cuantas semanas para que el disco viva entre nosotros y por mientras darle play a "The negative one" y "The devil in I" , los dos adelantos que hasta hoy conocemos...



viernes, 22 de agosto de 2014

20 Años De... Oasis : Definitely Maybe (1994)

"De los mejores debut de la historia..."

Carreras bombásticas han existido muchas en la historia de la música. Bandas que golpearon fuerte en sus comienzos y que a partir de ahí debieron competir siempre contra su propio éxito, pero la de Oasis debe ser una de las más impactantes que se han presenciado en las últimas décadas, todo gracias a este álbum: Definitely maybe, una joya.

Si bien el camino había sido pavimentado años atrás por The Smiths o los Stone roses, fue Oasis la banda que llegó a saciar el hambre de una juventud inglesa ansiosa por disfrutar de una banda dispuesta a devorarse al mundo y que contestase de alguna manera a todo el fenómeno grunge/pesimista/dramático que se había desatado años atrás en los Estados Unidos. Aparecieron entonces cinco jóvenes de la nada con un disco de rock and roll bajo el brazo, la agarraron dando botes en área chica y se transformaron en todo un fenómeno musical e incluso social. El debut de Oasis era un derroche de energía, actitud, juventud, frescura y por sobretodo, buenas canciones. Y en eso me quisiese centrar en esta reseña de aniversario, en la música, porque de lo otro ya se ha hablado demasiado.

Definitely maybe abre con todo, "Rock 'n roll star" es una declaración de principios que desde su primera nota contagia en vértigo. Velocidad, la arrogancia de un "acá vengo yo", guitarras muy ruidosas con clara influencia del shoegaze que tan en boga se encontraba por aquellos años (en general el disco completo suena sobre cargado y sucio) y un Liam Gallagher imponente en las voces que finalizaba repitiendo un inolvidable "it's just rock n' roll". Más adelante canciones como "Up in the sky" o "Bring it on down" retomarán esta senda marcada por la dinámica. En una linea más pop o con vocación masiva (recordemos que en aquellos tiempos el fenómeno single/radio/video era la única manera que tenían las bandas para publicitar sus trabajos) aparecen el rock más contenido de "Cigarrettes & alcohol" o la fantástica "Supersonic" (primer sencillo promocional del álbum) mientras que en una linea experimental inundada de psicodelia suenan "Shakermaker" (curioso que la escogieran como segundo single) y la enorme "Columbia", probablemente el tema más alucinante que contiene este disco.

Rock, dinámica, psicodelia, alegría, diversidad, melodías contagiosas, sin embargo, eso no era todo. Existió un elemento de grandilocuencia en el debut de Oasis que de inmediato marcó distancia con el resto de sus pares, momentos que desde ya demostraron que Noel Gallagher (cerebro de todo el proyecto) no era cualquier tipo sino que el hombre poseía una sensibilidad especial a la hora de componer. Canciones como "Live forever" o "Slide away" están un paso arriba del resto, son momentazos enormes que al día de hoy siguen emocionando con sus explosiones, tan sencillas como potentes. Y eso que fuera del disco se dieron el gusto de dejar otra que como cierre habría sido monumental (en lugar de la desubicada acústica de "Married with children"), me refiero a ese himno titulado "Whatever".     

Para muchos el siguiente paso de Oasis, el comercial "(What's the story) morning glory" (1995), fue el cenit de la banda. No puedo estar en mayor desacuerdo con aquella afirmación. Un año más tarde Oasis encontraría un montón de clásicos ("Wonderwall", "Champagne supernova", "Don't look back in anger", etc) pero jamás en su carrera volverían a sonar tan potentes, frescos, honestos y forrados en talento como sonaron en Definitely maybe, un debut de aquellos irrepetibles. 

9,5 / 10
¡Brillante!

martes, 19 de agosto de 2014

Peter Murphy: Lion (2014)

El puto amo.

En 2011 quien para muchos es considerado padre del rock gótico, sorprendió a medio mundo con Ninth, un disco que entregaba nuevos aires al compositor, quien a sus cincuenta años lograba volver a dar que hablar gracias a un cuidado trabajo melódico y una pluma que seguía mostrándose en buena forma. Tres años han pasado y el ex lider de Bauhaus vuelve a impactar con Lion, la demostración del increíble renacimiento creativo de un artista que no parece querer dar señales de agotamiento.

A diferencia de lo mostrado en Ninth, esta vez Peter Murphy ha querido sonar en un tono completamente distinto, para esto se ha encerrado cuatro días seguidos en el estudio, grabando sin parar el material que tenía, pariendo de esta forma una obra cruda, visceral, espontanea pero que cuenta con el sello sensible y personal de Murphy. La música esta vez se ha centrado menos en las atmósferas y más en melodías directas que cuenten con coros potentes y efectivos, Murphy eleva los tonos más allá de sus clásicas habilidades entregando una serie de interpretaciones que podrían calificarse de incorrectas (grita e incluso desafina bastante el hombre) pero con una energía, potencia y entrega tan envidiable como convincente. El sonido va por donde fueron sus años más fecundos (los 80's claro está), con un perfume evidente a otro camaleón como es David Bowie, muchos teclados, sintetizadores y una sucia producción llena de efectos vocales (a cargo de Martin Glover, el ex Killing joke) que ayudan muchísimo con el resultado final. 

Ahora, nada de lo mencionado sería realmente trascendente si Lion no contase con grandes canciones, y vaya que acá las hay. Estas funcionan una a una de manera impecable, entregando distintos ambientes, energías que confluyen en múltiples direcciones y que como conjunto no tienen punto débil. La partida, por ejemplo, a cargo de "Hung up" es rock, guitarras y desgarro, más adelante el asunto se lanzará de lleno sobre teclados, en velocidad como es el caso de "I am my own name" o  "Low tar stars" (Bowie total) y bajando las revoluciones en la fantástica "I'm on your side". Uno de los momentos más emocionales del álbum se logra con la grandilocuencia de "Compression", momento en donde Murphy logra conectar de gran forma con la interpretación, otra muy bien lograda y donde los ambientes profundos y densos se desatan es "The ghost of shokan lake". Ya en recta final "Holy clown" y "Eliza" retoman el formato de banda rock, entregando buenas dosis de energía mientras que el cierre llega en calma con las sólidas "Loctaine" y "Lion" (la canción), probablemente los únicos momentos del disco donde Murphy aborda las tonalidades graves que usualmente le son familiares.

En definitiva, Peter Murphy se ha despachado un golpe directo al mentón de los incrédulos. Una gloria del pasado que sigue mostrándose vigente de la mano de un álbum notable que mejora sustancialmente lo realizado en Ninth (que por si solo ya estaba bien) y confirma el gran momento creativo que el inglés ha vuelto a vivir. De lo mejor que oiremos este año sin duda alguna. 

9/10 
¡Brillante !

jueves, 14 de agosto de 2014

Opeth // Pale Communion // 2014

Por sobre el bien y el mal.

A nadie debería sorprender el presente de Opeth, a nadie. Basta darle play al tema que abre su primer disco, "In the mist she was standing" (del lejano Orchid de 1995), para comprender que Opeth nunca fue "una banda más" dentro del mundo del metal sino más bien un bicho raro que desde su nacimiento experimentó con sonidos duros que se enlazaban con guitarras acústicas, pianos y tantas cosas más. Hoy están en otra dimensión claro está, la amistad y admiración que existe entre Mikael Akerfeldt y Steven Wilson (quien produjo y participó en varios álbumes de Opeth a comienzos de siglo) ha llegado al punto en que el aprendiz ha intentado imitar al maestro paso a paso, y así como Wilson ha hecho lo que ha querido con Porcupine Tree, Akerfeldt ha llevado a Opeth a lugares donde nadie tiempo atrás lo habría imaginado. Pero insisto, la banda siempre fue inquieta por lo que esta última transformación no debería sorprender demasiado a quienes han seguido por años a la agrupación. 

Ahora, en lo que al mundo del rock respecta, lo nuevo de estos suecos debe estar dentro de lo más esperado que nos deparaba este 2014. Había que presenciar si luego del polémico Heritage (2011) la banda lograba defender con buenas armas el sitial donde había decidido ubicar su presente musical. Y bueno, bastan treinta segundos de música, nada más que treinta segundos para notar que los tipos se han tomado el desafío completamente en serio, proponiéndose para esta ocasión entrar de lleno a un sonido que con Heritage habían visitado pero de manera algo tímida. "Si vas a hacer algo, tienes que hacerlo bien" parece ser la idea que Akerfeldt y compañía tenían en mente a la hora de componer Pale communion, un álbum complejo, técnico, denso y hermoso a la vez. Un disco sincero, trabajado al detalle, que no deja segundo al azar y que seguramente encontrará buenas reacciones entre quienes disfrutaron con Heritage ya que el continuismo y la profundización del experimento es evidente. 

Pale communion es un trabajo que cuenta con dos almas, una primera que abraza de manera marcada y declarada a los próceres del progresivo clásico setentero y otra que trae estas influencias al presente e intenta armar con ellas algo moderno y atractivo de manera que el álbum no parezca un constante remake de obras del pasado. La mirada hacia el rock progresivo se aprecia de inmediato en la fenomenal partida que es "Eternal rains will come", una pieza que comienza a contrapié y con velocidad pero que a los pocos minutos encuentra la calma de un piano para finalizar con la banda explotando de lleno. En la misma linea sonora se sitúan los diez minutos de "Moon above, sun below", una canción que se mueve por diversas estaciones y estados de ánimo, una serie de pequeños fragmentos que se enlazan de manera notable para conformar una gran obra, todo muy completo, todo muy perfecto. También el instrumental "Goblin" se internará de lleno en este mundo de estructuras técnicas cambiantes logrando un resultado impecable. 

En otra arista del álbum se encontrarán aquellas canciones que retoman el asunto exactamente donde había quedado con Heritage tres años atrás. "Cups of eternity", por ejemplo, es un tema más tradicional y que carga el sonido hacia el rock y las guitarras, de igual forma "Voice of treason" intentará generar ambientes explosivos con teclados e incluso se dará maña para meter un doble pedal durante algunos segundos entrando en la recta final del tema. Finalmente "Eywian woes", "River" o "Faith in others" danzarán sobre atmósferas melancólicas encontrando cada una en su respectivo rincón los momentos más emotivos del álbum. 

Con Pale communion queda claro que Mikael Akerfeldt se ha dado un gustazo, el mérito está en que también nos lo ha dado a nosotros entregándonos un álbum tan ambicioso como bien logrado, un disco que combina exquisitos elementos técnicos con una sensibilidad que en todo momento se percibe a flor de piel. Algunos insistirán en que esto ya no es Opeth, que es Akerfeldt usando el nombre del proyecto a su completo antojo, sin embargo, cabe la pregunta : ¿es que acaso no siempre fue así? 

8,5 / 10
¡ Excelente !

lunes, 11 de agosto de 2014

Linkin Park: The Hunting Party (2014)

Quiero pero no puedo.

Toda la movida nu metal no coincidió con mi adolescencia por lo tanto no generé ningún vínculo emocional con bandas como Korn, Limp bizkit, Slipknot, System of a down o Linkin park. Entiendo que muchos hayan conocido el rock (¡...!) y las guitarras en discos como Hybrid Theory (2000) y por tanto guarden cierto cariño a esta agrupación pero ese no es mi caso. Linkin park me pareció siempre una banda artificial creada a partir de una moda que estaba generando dinero, los tipos se subieron (o los subieron) a un carro en marcha y funcionaron mientras este tuvo combustible que quemar, de hecho no tuvo que pasar demasiado tiempo para que las cosas cayeran por su propio peso, al tercer disco Linkin park ya no tenía nada novedoso que decir por lo que a partir de ahí el asunto tendió a la absoluta intrascendencia (lo mismo ocurrió con Limp bizkit).

Por todo esto, a casi quince años de su comercial debut, a Linkin park no le ha quedado otra que imitar sus inicios para satisfacer de esta manera al menos a los nostálgicos. Se han acompañado entonces de algunos insignes del género, Tom Morello (Rage against the machine) o Daron Malakian (System of a down) participan en un par de canciones, sin embargo, ni con eso han logrado entregar un producto minimamente interesante. Se les ve el plumero desde los primeros acordes de "Keys to the kingdom", una entrada con batería, pausa, momento melódico, se viene el coro y los gritos desorbitados de un Chester Bennington que ya casi no tiene voz. En otras canciones es lo mismo pero meten a Mike Shinoda a rapear un rato para que los fans sientan que la banda no se traiciona. 

Ahora, seamos claros en algo: la banda es libre de grabar lo que les de la gana, de hecho no han sido ni los primeros ni los últimos que tras diez o quince años han intentado "volver a sus raíces". Sin embargo, de igual forma también uno es libre de tomar el resultado, identificar la intentona y destacar que el trabajo les ha quedado predecible y aburrido. Canciones como "All for nothing" o "Guilty all the same" son muestras del uso descarado de una fórmula añeja, como si el tiempo no hubiese pasado para la banda, como si nada hubiesen aprendido tras una década de carrera. Son las mismas estructuras de ese entonces pero con menos gracia. Por lo distintas destacaría la agresividad de los dos minutos de "War", los cambios de tiempos de "Mark the graves" o el cierre de "A line in the sand", pero del resto poco y nada, un constante quiero pero no puedo, material enfocado solamente en la vieja fanaticada que supongo recibirá con brazos abiertos un disco que apuesta de comienzo a fin por la nostalgia, ahora, quienes escuchamos este disco sin emocionalidad involucrada seguramente coincidiremos en que no hay nada que rescatar en el. 

3 / 10
Malísimo  

jueves, 7 de agosto de 2014

Manuel García: Retrato Iluminado (2014)

Caminante no hay camino...

El chileno Manuel García sigue abriendo caminos al andar. Todo aquello que ha caracterizado su carrera, el ser un tipo creativamente inquieto, valiente y talentoso se ve expuesto en su nuevo trabajo: Retrato iluminado. Y es que el hombre podría haberse conformado tras Pánico (2005) y Tempera (2008) con el nicho de fans conseguido hasta en ese entonces y haberse dedicado a componer "Viejos comunistas" o baladitas a lo "Hablar de ti" una y otra vez, asegurando suspiros y aplausos. Sin embargo, disco a disco ha optado por escapar de la comodidad, en 2010 se acercó al formato de banda rock con S/T para posteriormente en 2011 coquetear con la electrónica y los teclados llegando a sonar casi irreconocible en Acuario, un disco que seguro a más de alguno dejó mirando el techo con cara de desconcierto. Tres años han pasado de aquello y Manuel García regresa con 19 canciones repartidas en álbum doble que vuelve a dar señales del tremendo momento que vive el artista a nivel creativo. 

Lo interesante de la propuesta de García es lo desafiante que resulta ser incluso para sus propios admiradores, y con Retrato iluminado el hombre ha vuelto a acelerar a fondo arriesgando el pellejo y el prestigio. Nos ha regalado dos discos en esta ocasión, el primero resume de buena forma su carrera al día de hoy, canciones como "La luz",  "Letras chinas" o "La flor rubí" retoman el rock exactamente donde S/T lo había dejado (recuerdan también la simpleza de su ex banda Mecánica popular), "La aguja" o "María" contienen ese grado de desnudez y sensibilidad de sus primeros dos álbumes (hermosas ambas, sobretodo la primera), hay un guiño a la oscuridad de Acuario en "Raíces" o "Tu sombra de mí" y la sorpresa llega con "Medusa", que muestra a García jugando con rancheras y saliendo bastante bien parado. Hasta acá no hay demasiado donde reparar, sin embargo, con la llegada del instrumental "El clan Parra" (instrumental que seguro sacará alguna lágrima nostálgica entre los viejos amantes de Los Tres) comienza otro álbum y de paso, verdad sea dicha, uno que otro tropiezo. 

El segundo disco de este trabajo nos muestra a un Manuel García entregado al folclor, y como este no es su terreno natural, se ha asesorado por Ángel Parra (padre) y Ángel Parra Orrego (hijo) , el primero colaborando en voces y narración de algunas canciones mientras que el segundo en la producción. En esta búsqueda el álbum pierde algo de naturalidad, continuidad e identidad. La ya mencionada "El clan Parra", por ejemplo, parece puesta a la fuerza y no se entiende que pinta dentro del trabajo, de igual forma las participación del gran Ángel Parra (padre) encuentra los momentos más altos de esta segunda parte del disco pero su aporte jamás cuaja con García, es más, llega a salvarlo en "Retrato iluminado" (la canción) y se roba el protagonismo en "Noche montuna", "El diablo" y la fantástica "El huerto de los deseos". Y es que Cuando Manuel García aborda el folclor el asunto no fluye de manera tan perfecta como si ocurre con el viejo Parra, el oficio que a uno le sobra al otro se le extraña y aquello se evidencia en la falta de chispa de canciones como "Cachimbo pues" o "Caballito de mar". De hecho, donde mejor se percibe a Manuel García es en "Carbón" o "Canción del desvelado", temas que le suenan propios y podrían haber entrado en el primer disco sin problemas. Finalmente "Pupila de águila", original de Violeta Parra, acaba como una bonita anécdota a la hora de cerrar un ambicioso pero confuso segundo disco.

No se le puede criticar la ambición a Manuel García, de hecho desde acá la celebramos. Sin embargo, las cosas como son, Retrato iluminado funciona muy bien en su primera parte, resumiendo de buena forma el cóctel de influencias que el cantautor ostenta pero tropieza en la segunda, no porque tenga malos temas sino porque pierde naturalidad y por momentos no parece un disco de Manuel García e incluso a ratos dan hasta ganas de que Angel Parra aparezca en más canciones. Con todo, estamos frente a otro gran disco de uno de los artistas chilenos más valientes de los últimos años, y no exagero.

7 / 10 
Muy bueno.


Otras reseñas de MANUEL GARCÍA:

lunes, 4 de agosto de 2014

Septicflesh: Titan (2014 )

Colosal.

Es raro que una banda separada se reúna para mejorar su material, lo habitual es encontrarse con reuniones cuyo único objetivo es ganar dinero a costa de la nostalgia. En ese sentido los griegos de Septicflesh son una excepción a la regla. Se disolvieron en 2003 siendo una buena banda de death metal y regresaron cinco años más tarde transformados en otra cosa, en algo mejor. Con un álbum fantástico bajo el brazo (Communion  de 2008) los muchachos de Septicflesh abrazaron el metal sinfónico y potenciaron su sonido llevándolo a una dimensión muchísimo más compleja pero desde donde lograron re definirse de gran forma. Y ahí se quedaron, en 2011 The great mass confirmó el momento brillante que la banda vivía y este 2014 los tenemos de vuelta con Titan, más de lo mismo e incluso mejor aún.

Bandas que han fusionado lo sinfónico con el rock o el metal han habido muchas en la historia, sin embargo, el mérito de Septicflesh es que debe ser una de las pocas que de manera evidente componen las obras por separado (e incluso las sinfonías primero) para luego fusionar, entregando así una riqueza de arreglos difícil de encontrar por estos tiempos. Esto se aprecia desde el primer momento y las primeras notas que adornan "War in heaven", el tema que abre este colosal álbum y donde encontramos momentos para todo, una estructura cambiante y una serie de instantes en donde la oscuridad característica del black metal se enlaza arreglos orquestales tremendamente potentes (interpretados por la Filarmónica de Praga, la que por tercer álbum consecutivo trabaja con la banda). Mucho más veloces y cargadas al doble pedal son "Burn" y "Order of Dracul", sin embargo ambas entregan pausas a medio tema, la primera introduciendo un arpa y la segunda violines, logrando momentazos de primer nivel. La pasada por "Prototype" ,"Dogma" y sobretodo "Prometheus" muestra la faceta más densa y brutal del álbum, acá es donde la banda deja todo y la ambición por encontrar la perfección se torna evidente, "Prometheus" es por lejos lo mejor del álbum, una joya.

La recta final del álbum, sin bajar el nivel, deja la sensación de que lo mejor quedó en la primera parte. "Titan" (la canción) retoma la velocidad y el frenesí mientras que "Confessions of a serial killer" es un medio tiempo que no aporta demasiada novedad, ahora "Ground zero" si me pareció una exquisitez gracias a sus múltiples cambios de velocidad y el aporte de voces no guturales hacia el final ("Burn" fue otra donde las voces sonaron relativamente limpias). El cierre llega en tono épico con "The first inmortal", otra que en estructuras rebuscadas no se queda y cambia constantemente, metiendo voces femeninas, doble pedal y orquesta por montón. Un cierre de alto nivel para un álbum que lo merecía.

Es cierto, Septicflesh se han pegado un tanto en la fórmula del metal sinfónico. Ya son tres álbumes en una linea donde ya no parece haber mucho espacio donde explorar, sin embargo, los tipos no bajan el nivel y con Titan han vuelto a entregar un álbum ambicioso y a momentos realmente brillante. Un disco que por instantes privilegia incluso los arreglos sinfónicos por sobre el metal , condimentando así brutalidad y oscuridad de su sonido con dosis de elegancia (ojo con los bonus instrumentales que vienen en la edición deluxe, son manjar) .No cabe duda de que Titan estará en los recuentos de fin de año entre lo mejor que oiremos este 2014, al menos en el mio tiene un puesto asegurado.     

9/10
Brillante.

viernes, 1 de agosto de 2014

Morrissey: World Peace Is None of Your Businness (2014)

Talento inagotable. 

Desde el título, World peace is none of your business, el nuevo álbum de Morrissey se muestra exagerado, encaprichado, casi pedante. No lo vamos a descubrir hoy, así es y siempre ha sido el personaje que este 2014, tras cinco años de silencio y luego de un discreto Years of refusal, ha regresado en gloria y majestad con un álbum de su completa talla. Lo hace de la mano de doce canciones, casi una hora de música compuesta por un puñado de buenas canciones que lo re posicionan como uno de los grandes compositores de su generación, uno que pese al paso de los años mantiene su filo vigente. Su último gran álbum data de 2004, el fantástico You are the quarry y lo interesante es que acá, diez años más tarde, el hombre vuelve a triunfar sin necesariamente repetir la fórmula. 

El Morrissey de siempre, capaz de ser tan amargo como meloso (pero siempre honesto) está de regreso. Cargado al pop en "Staircase at the university" o "Kiss me a lot" , grandilocuente y excesivo en "World peace is none of your business" (la canción), "I'm not a man" (una de sus clásicas reflexiones en donde se auto margina de la humanidad), "Kick the bride down the aisle" o en la excelente aunque algo repetitiva "Mountjoy", sin embargo, el tipo esta vez ha dado espacio a un trabajo de arreglos que enlazan el rock con guitarras españolas logrando enriquecer bastante el sonido del trabajo, es el caso de canciones como "Neal Cassidy drops dead", la fantástica y dramática "Istanbul" (la mejor del disco), "Earth is the loneliest planet" (otra donde afila la pluma y acierta de manera impecable), la acústica "Smiler with knife" o el alegato que celebra la muerte del torero en "The bullfighter dies".    

Morrissey está de vuelta con su mejor trabajo en 10 años, completamente a gusto, moviéndose con comodidad dentro de sus márgenes y regalándonos un gran disco, un álbum compacto, redondo, que funciona en lo individual y colectivo como una muestra de un talento que a estas alturas parece inagotable.


8 / 10
Excelente.