viernes, 29 de mayo de 2015

Sub Valorados: B-52's (Parte 3)


Entrando en los años noventa, y tras el éxito comercial alcanzado en 1989 con Cosmic thing, los B-52's viven su mejor momento, esta vez eso si como trío ya que Cindy Wilson abandona la banda por unos años y las labores vocales quedan únicamente en manos de la notable Kate Pierson

Entran en la década con Good stuff (1992), un álbum de pop tan divertido y contagioso como fue Cosmic thing, pero además la banda realiza una serie de colaboraciones a la altura de su extravagancia, en 1994 por ejemplo, participan en los temas principales de la película de Los Picapiedras y La vida moderna de Rocko, una serie animada del canal Nickelodeon. En paralelo a todo esto Kate Pierson vive un gran momento realizando una serie de colaboraciones con diferentes artistas, destacando popularmente su dúo junto a Iggy Pop en 'Candy' y la alegre 'Shiny happy people' con R.E.M (un tema que en lo personal no soporto, aunque Kate está única).

Es sabido que, tras el auge del grunge a comienzo de los años noventa, todo se volvió oscuro y lo alternativo guiaba el buque. De ahí que la alegría y locura de una banda como B-52's no tuviese cabida ni espacio para continuar por lo que la banda decidió tempranamente colgar los botines. En 1998 llegó a nosotros un simpático compilado de grandes éxitos, que incluía además dos nuevos temas, la espectacular 'Debbie' y 'Hallucinating pluto' (dos canciones que me llevan a pensar que la idea de un nuevo álbum en ese entonces no habría sido descabellada) y diez años más tarde, en 2008, la banda decidió sumarse a la hora de regresos con Funplex, un disco del que prácticamente nadie se enteró. 

Este especial no termina acá, me daré el gusto de realizar una cuarta parte y final, pero la historia musical de los B-52's termina efectivamente poco después de la realización de Good stuff en 1992, y con ella se nos fue una de las bandas más entretenidas que he tenido el placer de oír. Benditos sean por aquello. 


martes, 26 de mayo de 2015

Brandon Flowers // The Desired Effect // 2015


Cuesta hablar de Brandon Flowers sin referirse al presente de The Killers, un verdadero one hit wonder del rock actual, una banda que al día de hoy continúa viviendo del éxito de lo que fue Hot Fuss (2004) y que a partir de ahí se ha desinflado dramáticamente. Tal parece entonces que alguien le ha recomendado a Flowers el no caer junto a ellos, es así como en 2010 lo oímos debutando con un correcto aunque irregular Flamingo y cinco años más tarde lo vemos encaminando el asunto con The desired effect, un álbum que sin ser ninguna maravilla al menos da claras señales de renacimiento por parte del vocalista. Esta vez lo vemos explorando y eso, dado el conservadurismo en el que se había estancado su carrera, de inmediato deja buenas sensaciones.  

Estamos frente a un disco que desde su partida a cargo de 'Dreams come true' declara intenciones, actitud y trabajo. Vientos, coros femeninos y bastante energía dan muestras de que esta vez el hombre se ha tomado en serio su labor, como si realmente su futuro dependiese de esta jugada. Acertará de lleno más adelante cuando rinde tributo a los años ochenta metiendo sintetizadores, percusiones y dinámica en canciones como 'Can't deny my love' , 'I can change' (Pet shop boys total, quien lo diría), 'Lonely town' (con coqueteo vocoder incluido) o 'Diggin' up the heart'. Y matizará todo este movimiento con baladas como 'I still want you' o 'Never get you right', sonando ahí más tradicional. 

Cuando Flowers se entrega al pop es cuando mejor se logra aquel efecto deseado que supongo este álbum persigue, básicamente la sensación de que puede existir un futuro para el vocalista al margen de The killers. Es de esperar que el hombre vuelva a intentar con más fuerzas el ir más allá de lo que tradicionalmente se espera de su música, The desired effect al menos abre esa puerta y como punto de inicio deja buenas sensaciones.

3.0 // Bueno, cumple.

sábado, 23 de mayo de 2015

Mumford & Sons // Wilder Mind // 2015


Tras dos discos que encontraron buena acogida tanto en crítica como en público y que incluso les valió un Grammy a Disco del año en 2012 por Babel, los Mumford & Sons enfrentaban el siempre complejo escenario que precede al tercer álbum. Frente al desafío la banda ha optado por escapar del folk y abrazar el rock, lo cual desde un inicio parece una decisión bastante valiente y valorable, sin embargo me parece que escuchando el resultado uno no puede sino comprobar la falta de experiencia que posee la banda en estas ligas, y es que sin ser un mal álbum Wilder mind carece completamente de identidad quedándose más que nada en una colección de (buenas) ideas prestadas. 

Cuando la banda acelera ('Tompkins square park', 'Believe' o 'The wolf') pareciese que estamos frente a uno de los tantos refritos que han desarrollado los Kings of Leon en sus más recientes trabajos mientras que los medios tiempos suenan muchísimo a The national, con suaves guitarras que se insinúan todo el rato bajo un potente relato, 'Wilder mind' (la canción) es un claro ejemplo de lo que menciono. Incluso cuando la banda se decide a ir por baladas como 'Just smoke' , 'Monster' o 'Broad shouldered beast' pareciese que intenta disfruzarse del Coldplay de Ghost stories. Ahora, con todo, hay espacio en el álbum para grandes canciones y 'Snake eyes' es probablemente la mejor de ellas, con una batería que marca el tiempo durante dos minutos para posteriormente encontrar sucesivas explosiones. El resto de los temas que aparecen hacia el final del disco son mero relleno que insiste sobre las fórmulas ya mencionadas dejándonos de esta manera la sensación de estar frente a una banda que todo el tiempo quiso pero no pudo

La vocación melódica de Mumford & sons está presente en Wilder mind pero no así su identidad, y con esto no quiero decir que la banda debería estancarse en el folk, insisto en que la jugada me parece valiente pero al mismo tiempo creo que tanto elemento ajeno, sumado a un conjunto de temas mitad sólidos/mitad relleno, siembran dudas más que certezas con respecto al futuro de la banda. Según ellos este es el sonido con el que crecieron y se sienten cómodos en el rock, el tiempo dirá entonces si Wilder mind fue el inicio de un espiral evolutivo o solo un experimento fallido. 

3.0 // Bueno, cumple. 

martes, 19 de mayo de 2015

Django Django: Born Under Saturn (2015)

"Tarea a medias..."

Fue probablemente uno de los buenos discos debut que hemos tenido el placer de disfrutar durante esta década. Lo de Django Django en 2012 fue ameno, contagioso, alegre y diferente, un disco que gracias a su singularidad fue capaz de rápidamente captar la atención de muchos y por tanto, dejar la ansiedad instalada frente al que sería su sucesor. Ese momento ha llegado, a tres años de aquel buen debut Django Django regresan con un disco que en el papel no debería haber sido tan complicado de realizar, me refiero a que para un segundo álbum se suele perdonar el que una banda repita el plato y es ya con el tercero cuando las exigencias suelen ser mayores, sin embargo, tres años se han tomado estos muchachos, anticipando con esto la idea de que Born under saturn no estaría compuesto únicamente por "las sobras del debut".

Y efectivamente así ha sido, estamos frente a un disco que de entrada busca marcar diferencias con el homónimo de 2012 y expandir un tanto el sonido de la banda. Están presentes aún los agradables juegos de percusiones e interpretaciones a varias voces (en este caso mucho mejor logradas que en el debut) con las que el disco abre, me refiero a las contagiosas 'Giant' o 'Shake and tremble', pero también hay acercamientos a las baterías electrónicas y teclados en los medios tiempos 'Found you', la excelente 'First light' o en las aceleraciones que se experimentan en 'Pause repeat' o 'Reflections'. Lo cierto es que durante la primera mitad no hay reparos con Born under saturn pero es entrando en el nudo del disco cuando este comienza a tropezar, básicamente a causa de la monotonía en que comienza a darte con canciones como 'Vibrations' o 'Shut down' seguidas de una serie de piezas bastante monocordes que empantanan al trabajo. Lamentablemente todo lo bueno que se escuchó en las seis primeras no logra replicarse de igual forma hacia el cierre dejándonos así un disco de sensaciones contrapuestas.

Django Django siguen mostrándose musicalmente curiosos, extravagantes (que portadita eh?) y en definitiva una banda a tener en cuenta. El problema es que esta vez en la intención de expandir su sonido me parece que han logrado la tarea a medias, entregando un disco de momentos notables durante su primera mitad ('Giant' por si sola da como para seguir creyendo en ellos) pero pesado y monótono en su segunda. Es de esperar que en una siguiente entrega encuentren el ansiado equilibrio y la respectiva consagración. 

6/10
Bueno, cumple.

domingo, 17 de mayo de 2015

Sub Valorados: B-52's (Parte 2)


Tras la muerte de Ricky Wilson en 1985, los B-52's encuentra un segundo aire acabando la respectiva década. Tantean terrero con Boucing off satellites (1986), donde se muestran experimentales y conectando bastante con el new wave que tan en boga se encontraba por aquellos años (para muestra, el excéntrico video de 'Girl from Ipanema goes to Greenland', donde demuestran que realmente habían perdido el sentido del ridículo) pero es en 1988 cuando logran equilibrar el asunto y armar la fiesta con el excelente Cosmic thing, un disco de pop con el que la banda logra por primera vez en su carrera conectar de lleno con las masas. 

Todos los singles de Cosmic thing tuvieron trascendencia, la juguetona 'Channel Z' no estuvo nada de mal y de 'Love shack' ni hablar, encuentran con ella probablemente el tema más exitoso de su carrera. 

Sin embargo, mis favoritas de esta etapa son las dos que a continuación recordaré: la fantástica 'Roam' (con ese video lleno de divertidas imágenes retocadas) y el exquisito medio tiempo 'Deatbat club', en ambas podemos apreciar al dúo Pierson/Wilson vocalizando en su mejor momento y a una banda que se muestra extremadamente liviana pero regalando gratos momentos.  


jueves, 14 de mayo de 2015

Six Feet Under: Crypt Of The Devil (2015)

"Sostiene el buen nivel..."

Quien diría que lo que comenzó como un capricho de Chris Barnes y Allen West (miembros estables en ese entonces de Cannibal Corpse y Obituary respectivamente) acabaría siendo el proyecto principal del primero. De hecho, este 2015 cumple veinte años de existencia el debut de la banda, aquel más que correcto Haunted (1995), álbum que permitió a Barnes salir a tomar aire en medio del convulsionado clima que vivía al interior de Cannibal. Mucha agua ha corrido desde entonces para Six feet under, pasando incluso por un período experimental bastante poco comprendido (Bringer of blood, 2003) pero desembocando finalmente durante estos últimos años en una vuelta a lo básico gracias a la dupla de discos Undead y Unborn (2012/2013).

En ese sentido Crypt of the devil mantiene la linea de sus antecesores pero incorpora un elemento extra de oscuridad y viscelaridad que lo transforma en un disco exquisito en cuanto a death metal se refiere. Colabora muchísimo en aquello el registro gutural de un Chris Barnes que se oye quebrado pero entregado al máximo en su tarea, dejándose la vida en cada nota, pero también ayuda el conjunto de canciones que acá se han entregado, trabajadas todas al detalle, llenas de idas y vueltas interesantes y atractivas.

La idea de la discográfica de promocionar la llegada del disco mediante dos canciones como 'Open coffin orgy' y 'Stab' me ha parecido acertada ya que estas representan muy bien las dos almas que posee el disco, una muy oscura, estructuralmente exquisita gracias a sus constantes cambios de velocidad y otra mucho más directa, violenta e inmediata. Dentro de la primera categoría destacan temas como 'Break the cross in half' o la excelente 'The night bleeds', estas dos junto a la mencionada 'Open coffin orgy' deben ser de lo mejor del álbum, marcadas por las cuerdas de un bajo que todo el tiempo es protagonista y una banda que en general se muestra inspirada en la ejecución. Ahora, en una linea más efectiva destacan canciones como 'Gruesome' , 'Broken bottle rape' , 'Lost remains' o 'Compulsion to brutalize', todas estas apuntan directo a la médula del death metal, cargadas al doble pedal y la velocidad pero sin caer jamás en lo obvio ni monótono. Cuesta entonces encontrar alguna canción mediocre dentro de este puñado de trabajados temas.

Quienes creían que un disco como Unborn era lo mejor que la banda podía entregar a estas alturas del partido se han equivocado rotundamente. Crypt of the devil sostiene perfectamente el nivel de las últimas entregas (¡que ya estaban bien!) sino que además se enmarca dentro de los gratos discos que hemos oído en la carrera de Six feet under. Como punto negativo (?) estaría el que efectivamente esta vez la banda suena más Cannibal Corpse que nunca, es decir, no descubren nada nuevo, pero lo que hacen lo han hecho maravillosamente bien.

7 / 10
Muy bueno.


Otras reseñas de Six feet under:

martes, 12 de mayo de 2015

Adelantos: Leprous // Sepultura

No falta nada para que The congregation, el esperado cuarto álbum de los noruegos Leprous, llegue a nosotros. La fecha estimada es el 25 de Mayo próximo por lo que seguimos alimentando las ganas con un nuevo adelanto: 'Rewind', un tema fantástico que parece continuar la senda marcada por Coal (2013) y no lo vamos a negar, ilusiona muchísimo. 


Y siguiendo con las guitarras, en junio Sepultura cumplirá 30 años de existencia y los miembros actuales de la banda han decidido conmemorar dicha fecha con el lanzamiento de un EP que contendrá lados b de la agrupación. Han compuesto además una nueva canción para dicho lanzamiento, 'Under my skin', la cual quisiese destacar más que nada por el poderío vocal que muestra Derrick Green, un hombre que con cada año que pasa pareciese que pasa canta mejor. Para muestra un botón:

sábado, 9 de mayo de 2015

Blur : The Magic Whip (2015)

Regreso que cumple. 

Siempre me pareció Blur una banda que envejeció demasiado pronto. Quizás fue en el afán de desmarcarse de sus pares o quizás de su propio pasado, quizás fue a causa del mal clima que reinaba al interior de la banda, ni idea, el caso es que tanto 13 (1999) como Think tank (2003) me parecieron discos que claramente buscaron escapar de la jovialidad de sus inicios para abrazar un sonido "maduro". De hecho, fue recién con sus proyectos en solitario cuando Damon Albarn vivió un renacer como artista y por lo mismo sorprendió de cierta forma el que se sumase a una reunión que para muchos sonaba innecesaria.

La pregunta por tanto caía de cajón: ¿Qué esperar de un nuevo disco de Blur tras doce años de ausencia? Ellos, conscientes de que muchos otros han sucumbido frente a las expectativas, han intentado bajar la ansiedad repitiendo en múltiples ocasiones que The magic whip fue casi un álbum improvisado, resultado de cinco días de encierro en un estudio de Hong Kong. En lo personal no me creo todo ese discurso, no me trago el que hayan comenzado desde cero en el país asiático pero si me parece, a juzgar por los resultados, que este es efectivamente el mejor álbum que Blur nos podía entregar a estas alturas del partido. Los tipos no están para encerrarse meses en un estudio a trabajar al detalle sus canciones, y aquello se traduce en un disco que pide a gritos un par de golpes efectivos, los cuales nunca llegan. Y es que muy serio habrá sido 13, pero contaba con 'Tender' o 'Coffee and TV', lo mismo con Think tank y la hermosa 'Out of time'. Eso acá no ocurre, y se extraña.

Con todo, The magic whip encuentra momentazos y además un grado de diversidad importante que permite disfrutar el disco sin ningún problema. En una linea bastante optimista y que tiende a recuperar las guitarras de la primera etapa de la banda suenan 'Lonesome street', la juguetona 'I broadcast', ese intento de single que es 'Go out' o la melódica 'Ong ong'. En las mencionadas, el disco suena ligero, lo cual se agradece y se equilibra al mismo tiempo con pasadas mucho más reflexivas y oscuras como la excelente 'Thought I was a spaceman' (mi favorita del disco), la militar 'There are too many of us' , 'Pyongtang' o el precioso cierre a cargo de 'Mirrorball'. Dentro de lo que poco aporta mencionaría un par: 'Ice cream man' o 'Ghost ship' , dos que dan muestra de las pocas vueltas que le dieron a algunas canciones.

No se acerca a la calidad individual de discos como The great escape (1995) o el brillante homónimo de 1997 pero The magic whip supera con largueza cualquiera de los últimos dos discos que la banda había entregado. La pausa les ha venido bien y se siembra la duda con respecto al futuro de Blur: ¿tendrán ganas de trabajar a futuro un disco en serio? A juzgar por este resultado, esperemos que si.

6,5 / 10
Cumple y algo más...

miércoles, 6 de mayo de 2015

Sub valorados: B-52's (Parte 1)


Esto lo voy a disfrutar. Desde siempre le he tenido un cariño especial a todos aquellos artistas sub valorados por la historia, tanto así que he decidido (por fin!) a animarme con esta sección. En esta intentaré destacar a un artista o banda por mes, alguno que me parezca mereció más de lo que obtuvo o que por alguna razón quedó entrampada en una linea menor (?) en relación a las grandes estrellas de las que se suele hablar. Y que mejor que comenzar con una de las bandas más divertidas que he tenido el placer de oír en mi vida, los sub valorados de mayo 2015 son The B-52's

Extravagantes a rabiar, unos verdaderos alienígenas de la música con cero temor al ridículo, de esos difíciles de encasillar en algún estilo. Comenzaron su carrera en 1979 y la hicieron durar (en activo, sacando discos) hasta 1992, con un plus en 2008 cuando decidieron sumarse a la ola de regresos con un nuevo disco + giras varias. Durante sus primeros años fueron fieles representantes del new wave ochentero pero poco a poco mutaron hacia un pop declarado y bastante particular. Inconfundible en ellos es el registro vocal de la tremenda Kate Pierson, acompañada de gran forma por Cindy Wilson y el simpático Fred Schneider. En su primera etapa contaron además con Ricky Wilson en las guitarras, quien en 1985 falleció lamentablemente en manos del SIDA. 

Pero vamos a la música, hoy recordando dos singles de sus inicios, 'Rock lobster' del debut titulado simplemente The B-52's y 'Private Idaho' perteneciente al Wild planet de 1980. Ojo con la simpática estética, única, siempre especial y cargada aún de los setentas que ya finalizaban. 


domingo, 3 de mayo de 2015

20 Años De... Radiohead: The Bends (1995)

"Muestra de credenciales..."

22 de marzo de 1995 y se publica el segundo álbum de Radiohead. Eran otros tiempos, unos en donde el rock alternativo vendía y era moda. Y en medio de aquel singular planeta, dos años atrás habían debutado estos ingleses y siendo honestos, mucho más allá de la gigantesca llegada del single 'Creep' no habían llegado. De hecho, en 1995 los ojos estaban sobre otros, en Inglaterra había interés por lo que estaba ocurriendo con Oasis, Blur, Pulp, Supergrass o Suede pero Radiohead no era prioridad para demasiados. Seguramente el single 'My iron lung', editado en 1994, encendió en muchos las alarmas pero no fue hasta la aparición de The bends en pleno, y sobretodo de Ok Computer en 1997, cuando el mundo entero se vio en la obligación de reconocer que estaba frente a un fenómeno de proporciones, uno que haría historia con letras mayúsculas. 

Hubo algo en Radiohead que poco a poco marcó distancia con cualquier otro par del momento: los tipos eran únicos. El mismo hecho de que la banda renegase en sus conciertos de 'Creep' algo ya dejaba en claro, básicamente que deseaban funcionar bajo sus propios márgenes (de hecho, hasta el día de hoy hacen algo parecido con 'High & dry', otro de sus hits). Lo cierto es que corrieron el riesgo y durante un tiempo largo salieron bien parados, en efecto, The bends fue el primero de una seguidilla de fantásticos aciertos. Con su segundo disco Radiohead pule en múltiples aspectos lo realizado en Pablo honey entregándonos un disco de rock sucio, incorrecto a ratos pero de una potencia melódica y emocional impresionante. No hay canción de este álbum que no conecte o transmita, y aquello lo transforma en un álbum que hasta al día de hoy, veinte años más tarde, sigue sonando con carácter de clásico. 

The bends es un disco de guitarras, que duda cabe, de guitarras y emociones. El álbum abre con las múltiples capas de 'Planet telex' y luego 'The bends' (la canción) posee la fuerza de un himno de estadios, esta no fue single pero perfectamente podría haberlo sido. También en una pasada de rock melódico sonarán 'Sulk' o 'Bones' mientras que en un tono más crudo las enormes 'Just' y 'My iron lung' darán muestra de una banda muchísimo más desatada, caótica y potente al mismo tiempo. Mención aparte creo que merece a estas alturas la dupla conformada por Thom Yorke y Jhonny Greenwood, quienes siendo bastante poco tradicionales en lo suyo (voces y guitarras) logran desde un comienzo del trabajo imponer un elemento de desgarro y desorden, que en equilibrio acabaron entregando un sello característico a cada uno de los temas. 

Ahora, siendo claros, The bends no sería lo mismo si todo lo anteriormente mencionado no se hubiese conjugado con un puñado de sensibles piezas dispuestas a erizar la piel de cualquiera. Acá aparecen una serie de baladas electro acústicas con las que sobran las palabras y conceptos. Destacan las increíbles 'Fake plastic trees' (que es claramente la continuación explosiva/depresiva de 'Creep') o 'Street spirit (fade out)' pero canciones como 'Bullet proof... I wish I was' o 'Nice dream' no se quedan en absoluto atrás. Finalmente, el conocido single 'High & dry' es lo que menos encaja con el resto del álbum, un tema pop que engancha poco y nada con la sensibilidad del álbum y que curiosamente me parece el único reproche (?) que se le podría apuntar al disco.  

En definitiva, un neo clásico con todas sus letras, un disco que llegó a nosotros para dar muestra de una genialidad que seguiría desarrollándose con el correr de los años pero que con The bends comenzaba a mostrar las cartas. Ahora, lo increíble es que siendo este un disco sensacional, lo mejor estaría por venir. 

9,5 /10
¡Brillante!