martes, 5 de abril de 2016

Pet Shop Boys: Super (2016)

Experiencia, elegancia y estilo.


Fieles a lo suyo, de la mano de una elegancia absolutamente única, los ingleses de Pet shop boys vuelven a irrumpir entre nosotros con su característico estilo, nuevamente con Stuart Price en producción y un álbum que se enlaza a la perfección con lo que había sido su más reciente disco: Electric (2013). Nuevamente nos regalan entonces un trabajo que no se anda con rodeos y nos lleva directo a la pista de baile mediante un incesante beat que apunta a nuestros corazones, y lo logran, vaya que lo logran. Lejos de la fórmula de radios, lo de Pet shop boys hoy en día se remite a entregarnos parte importante de lo que mejor saben hacer: llevarnos a su vida nocturna. Lo hacen desatando todo lo que tienen, como si en cada nuevo disco se les fuese la vida. 

Abren con dos declaraciones de intenciones, primero 'Happiness', que no es más que un notable coro ('Es un largo camino a la felicidad, pero llegaré ahí de la única forma que conozco...") acompañado de un constante vaivén electrónico, y luego 'The pop kids', otra en donde se definen y de paso entregan lo más parecido a un single que posee el álbum. Como sea, el asunto funciona de maravillas e incluso nos lleva a aceptar de buena gana el experimento electro/reggaeton que entregan en 'Twenty something', una que inevitablemente trae al presente el recuerdo de aquel lejano y experimental Bilingual (1996), disco donde también el dúo coqueteó con sonidos latinoamericanos. 

Más adelante el asunto abordará el pop y la dinámica directa en 'Groovy', el instrumental 'Pazzo!', 'Undertow' o 'Say it to me', complementará con las hipnóticas 'Inner sanctum' o 'Burn' y alternará una que otra bajada de revolución mediante las notables 'The dictator decides' y 'Sad robot world'. Todo muy bien armado de manera que como conjunto Super funciona sin ningún problema, pese a que quizás en lo individual carezca de fuerza. Y no es que estemos acá frente a malas canciones pero claro está que, quizás conscientes de los tiempos que vivimos, hace rato que Pet shop boys se olvidaron de la idea de generar hits con estructuras tradicionales y se han concentrado más bien en generar ambientes y regalar intensas sensaciones (no podría culparlos, si una canción como 'Love etc.' no sonó en ningún lado, apaga y vámonos). 

Como sea, estos ingleses no fallan, y en 2016 lo han vuelto a hacer. Super como viaje fluye con naturalidad y convence absolutamente. Levemente inferior a su antecesor aunque continúan sosteniendo su legado sin problema alguno. Benditos sean por aquello.

7 / 10
Muy bueno.

 

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